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Homínidos: características


Rasgos distintivos de nuestra especie

Los rasgos distintivos de nuestra especie son un cerebro muy desarrollado en volumen, una capacidad única para fabricar instrumentos variados en muy diversos materiales, un lenguaje articulado, una infancia prolongada aprendizaje, y un modo de caminar bípedo (así como una sexualidad muy original). Las características de gran volumen cerebral, desarrollo lento y capacidad para utilizar o adaptar objetos naturales como instrumentos también se encuentran en nuestros más próximos parientes los chimpancés, gorilas y orangutanes. Por supuesto que en un grado muy inferior de desarrollo, pero comparativamente mayor que en los demás animales. Estos rasgos, más la capacidad para el lenguaje, pueden agruparse bajo la etiqueta de algo que entendemos de manera intuitiva, pero es imposible de definir o medir, y llamamos inteligencia o psiquismo. La locomoción es otra cosa, y desde Darwin la Ciencia se pregunta si la expansión del psiquismo precedió a la postura erguida, si fue al revés, o si ambas evolucionaron a la vez. Que es lo mismo que preguntarse cuál fue el impulso inicial de nuestra historia evolutiva o, en otras palabras, qué nos hizo humanos.

Bipedismo 

Sólo los humanos somos capaces de dar pasos firmes, sin grandes movimientos de tronco, y largas zancadas al andar, extendiendo las piernas muy por detrás de la cadera; los demás mamíferos dan sólo vacilantes pasitos, con grandes oscilaciones del tronco.
La razón de una diferencia tan importante se encuentra, en parte, en la cadera. Cuando estamos parados de pie, el cuerpo se mantiene estable y la cadera horizontal. Sin embargo, en el momento en que adelantamos una pierna para dar una zancada, el peso del cuerpo hace que la cadera tienda a inclinarse sobre el lado no apoyado del cuerpo, amenazando con la caída del caminante. Pero esto no sucede porque el hombre tiene unos músculos llamados abductores que estabilizan la cadera e impiden que se venza demasiado.

En cambio, los chimpancés, por ejemplo, carecen de mecanismo estabilizador de la cadera, y para evitar la caída lateral tienen que hacer grandes desplazamientos de todo el tronco hacia el lado de apoyo, con lo que su andar es muy oscilante y poco práctico.
El desarrollo de estos músculos que se contraen para sostener la cadera inició del bipedismo, un rasgo distintivo de la especie humana.

Parántropos y Homos 

Un cambio climático  ecológico pudo haber influido de forma decisiva en la historia evolutiva de los homínidos, contribuyendo a la desaparición del Australopithecus africanus y propiciando la selección de nuevas formas adaptadas a la explotación de medios abiertos: los primeros representantes de los géneros Paranthropus (parántropos) y Homo (humanos).
Los parántropos se dividen en tres especies: Paranthropus aethiopicus, Paranthropus boisei y Paranthropus robustus. Dentro de estas tres especies, existe una gradación progresiva en la especialización del aparato masticatorio.
Mapa de la evolución humana
El término Homo fue empleado por Linneo en 1758 para nombrar el género al que pertenece nuestra propia especie.

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